Tras el pitido final estalló el júbilo entre los jugadores italianos y su afición que llevaba ya varios minutos celebrando el título. Después de multitud de saltos, abrazos y lágrimas de alegría por parte interista; y de tristeza, por parte germana, se procedería a la entrega de medallas y de la copa. Sería Zanneti, capitán del Inter, quien recogería el trofeo de manos de Michel Platini, en medio de un grandísimo ambiente de celebración y un gran estruendo debido a la pirotecnia que se había colocado en el centro del estadio.

El equipo neroazzurro pone así un broche de oro a una temporada espectacular en la que ha conseguido conquistar Liga, Copa y Champions.